Cirujano Plástico
La toxina botulínica es un producto farmacéutico que ha sido utilizado para tratamientos neurológicos, traumatológicos y oftalmológicos, con mucho éxito, durante más de diez años.
En los últimos años de la década del ´90 se comenzó a utilizar con fines estéticos.
Su uso en Estética
El tratamiento con toxina botulínica se realiza sobre las arrugas dinámicas o de expresión de la cara, relajando los músculos faciales que forman este tipo de arrugas. Existen tres tipos de arrugas. Las arrugas de fotoenvejecimiento, producidas por la acción del sol. Las arrugas por envejecimiento fisiológico y las arrugas dinámicas que son las más frecuente ya que se producen cuando gesticulamos o expresamos emociones.
Las principales indicaciones de toxina botulínica son para relajar las líneas de expresión de la frente, del entrecejo y de las patas de gallo.
¿Cómo es el tratamiento?
Es un tratamiento no quirúrgico y rápido. No necesita test de alergia.
Consiste en micro inyecciones en la zona a tratar y la aplicación no lleva más de 15 minutos. Antes de aplicarse, se coloca una crema anestésica. El paciente puede experimentar un pequeño pinchazo y después ninguna molestia.
En la mayoría de los pacientes no existen efectos adversos importantes, los más comunes son enrojecimiento en el sitio de inyección y algún hematoma, que desaparece a la semana. En caso de ocurrir una mayor respuesta del fármaco se podrá observar una debilidad muscular palpebral, caída de la cola de las cejas, que desaparecen a los pocos días.
Todos los efectos son reversibles.
Los resultados varían de acuerdo a de cada paciente, pero generalmente a partir de las 48-72 hs posteriores a la aplicación se comienzan a notar los resultados, alcanzando su máximo efecto entre los 7 a 10 días.
Los efectos de la toxina duran entre cinco y seis meses, dependiendo de factores individuales de cada paciente. Después de varios tratamientos el efecto comienza a ser más duradero. Mientras dura el efecto, las arrugas y líneas de expresión se atenúan o desaparecen y no se altera la expresión natural de la cara.
Por ser el tratamiento precisamente un derivado de una toxina, muchos pacientes poseen cierto temor; sin embargo al igual que la penicilina y otros antibióticos, que también son derivados de toxinas, no se han informado peligro para el ser humano gracias al cuidadoso proceso de elaboración y dosificación del producto.
La toxina botulínica es una excelente opción para aquellas mujeres que quieren comenzar con algún tratamiento preventivo, ya que se va perdiendo el hábito de contraer los músculos al gesticular.
Es importante realizar una consulta con un profesional para que determinar el resultado deseado y evaluar la cantidad de dosis (unidades) necesaria de acuerdo a cada caso.
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Dr. Pablo Mendoza Osuna
Cirugía Plástica Avanzada y Reparadora
Cirugía Oncoplástica y Quemados
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Miembro de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica y Reparadora (SACPER)
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Miembro de la Asociación Argentina de Cirugía Estética
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Miembro de la Sociedad Boliviana de Cirugía Plástica y Reparadora